martes, 22 de junio de 2010

Dejando la Gerencia de Laprog: Parte 2 (Universidad)

Universidad

Tal vez cada diciembre y cada septiembre me decía a mi mismo: "se acabó la pereza, ahora si vamos a estudiar en serio". Cuando era niño al único de la familia que le tomaban la lección en la casa era a mi, pues mis dos hermanos eran exageradamente juiciosos, tanto Pacho como Pili, fueron cada uno los mejores en su clase y, durante el tiempo que lo midieron, los mejores del Colegio. Yo no era así de bueno, pero todos creían que si me dedicaba tanto como ellos lo podría ser, incluso yo lo creía; pero ni yo ni mis padres lograron eso.

El tiempo que mis hermanos invertían estudiando yo lo invertía en el computador (mis papás me regalaron uno de los primeros computadores multimedia y con Windows 95 de Buga), jugando basquet, o saliendo con mis amigos a hacer "inocentes" jugarretas a los vecinos del barrio.

Al llegar a la Universidad no cambié, aún cuando siempre me hacía esa falsa promesa al inicio de cada semestre. Nunca pude con las clases de las 7, siempre mis compañeras de apartamento ,ambas amigas del colegio, hicieron lo imposible porque fuera a clase, sin ningún éxito.
Esta pereza siempre me acompañó durante mi vida académica, no me gustaba estudiar y en el colegio me funcionó no estudiar, pues igual me iba bien. Por otro lado en la Universidad sólo le dedicaba tiempo a las materias de humanidades y las de algoritmos. Pero al no estudiar nada para cálculo, físicas y matemáticas discretas, me ponía absolutamente en las manos de los profesores, quienes en su gran mayoría me dejaban pasar con un 2.9 o un 2.7, siempre con la misma frase "usted es inteligente Alejandro si tan sólo se aplicara...".

Sólo un profesor, el de Ecuaciones Diferenciales, tal vez las matemáticas más fáciles que hay, no me pasó y después de 3 intentos, me tocó estudiar. Siempre recordé a este profesor con rencor, hasta el día de hoy que escribo esto y entiendo que fue el único profesor que me exigió más de lo que yo estaba dispuesto a dar. Cuando me gradué al Colegio llegaron dos opciones de becas para mi: la Universidad Nacional y el Icesi. Ambas gracias al Icfes y el aprecio que sentían por mi los profesores influyentes.

Afortunadamente decidí estudiar en el Icesi, una Universidad que constantemente está exigiéndoles a sus estudiantes en pensar en el emprendimiento no sólo como una opción, sino casi como una obligación patriótica. - Con la beca del Icesi llegó Cien años de Soledad, un libro que intenté leer dos veces y nada, que pesar que no me guste el libro más famoso del país - Durante mis 6 años en el Icesi, asistí a todos los foros y encuentros de creatividad empresarial que realizaban. Disfrutaba como nunca de esas conferencias, pues tenía la posibilidad de escuchar a los mismos dueños de las empresas contando sus historias, en un ambiente de confianza contaban sus secretos empresariales y personales que los habían llevado al éxito.

Seguían siendo mis héroes. No puedo recordar un momento de mi vida donde haya pensado que mi futuro fuera el de un empleado en alguna empresa, cuando pensaba en Microsoft, en Google o demás, no pensaba cuánto disfrutaría trabajando para ellos, ¡sino cuánto me gustaría competirles! Aunque sabía que quería montar una empresa, no sabía a qué se dedicaría y así fue hasta que en quinto semestre vi una materia que me mostraría claramente el camino que debía coger para iniciar mi propuesta empresarial.

En Laboratorio de Programación estudiábamos los 10 o 12 que seguíamos en Ingeniería de Sistemas de la promoción 2000, luego de que entraran 60 (eso siempre fue motivo de orgullo y ahora que lo pienso es increíble que las universidades se esfuercen tanto en colar gente). En esta materia mis compañeros reconocían en mi y en Jose Humberto, que se convertiría en mi mejor amigo y compañero de la Universidad, un par de "pepas" a los que la programación se les facilitaba y además podían, creativamente, liderar un proyecto. Por esa razón nos encargaron la Gerencia del proyecto que deberíamos realizar entre todos.

Para facilitar la comunicación entre los miembros de la clase, Juan José Cardona creó la lista de correo labprog@hotmail.com. A esta lista le debemos el nombre a nuestra empresa. Como proyecto decidimos crear un programa que permitiera a una empresa crear cualquier curso infantil de idiomas. Fue el primer programa creado en Colombia con tecnología .Net, según nos contaría posteriormente nuestra profesora, pues el Icesi había sido la primera Universidad y empresa en adquirir dicha tecnología en el país. Al final entregamos un programa llamado "Habla Alemán" que a través de divertidos juegos les enseñaba a los niños las palabras básicas del idioma y su pronunciación.

La nota final fue 5. Durante el proyecto entendí que Jose, mi amigo, era un genio y que como tal debía convencerlo de hacer parte de mi proyecto empresarial que ya era un poco más real, pues ya sabía que quería llamarlo "Labprog", afortunadamente, un día en Buga mis amigos me hicieron ver lo difícil de pronunciar que era y que por tanto debería quitarle la b, para así por fin, llamarse "Laprog" + "Software" = Laboratorio de Programación de Software. ¿Fácil de pronunciar cierto? Mi mamá duró dos años cambiándole el nombre a la empresa en cada llamada: "con Imelda de:" lampró, lapró, lagpró, etc. Igualmente los primeros clientes. Fue en sexto semestre de Ingeniería de Sistemas (cuando se comienza a poner verdaderamente duro) que decidí iniciar formalmente la empresa. Lo primero que hice fue convencer a los más pepas que conocía para que hicieran parte de ello. Por eso invité a Guillermo Andrés Londoño, Álvaro Bueno, Jose Humberto Ochoa y Carlos Andrés Arismendi. Los cinco íbamos a crear el primer Laboratorio de Programación en el mundo corporativo, permitiendo que decenas de universitarios probaran sus tecnologías en los mercados. Para iniciar, cada uno aportó un proyecto: Geolocalización de unidades de emergencia móviles en una ciudad, Un messenger para Colegios, un sistema para hacer pruebas de caja negra de manera automática, un radio Wifi para conectarse a las emisoras virtuales.

Sin embargo, una empresa con tantos socios para iniciar no era viable. Además el único que en ese punto sabía que quería dedicarse a esto por el resto de su vida era yo. Y pasaron algunas cosas con cada uno de los socios que hicieron que sólo Jose y yo quedáramos y además entraran otros. Si de pronto las historia me va permitiendo contar esos detalles, lo haré, por ahora contaré qué ocurrió con Carlos Andrés.

Resulta que Carlos es uno de mis mejores amigos desde que tengo 13 años tal vez. Con él viví el primer año de la Universidad y siempre tuvimos una excelente relación. Siempre lo admiré por su inteligencia y disciplina. El entró a estudiar Administración de Empresas en la misma Icesi. Todo esto lo hacía el candidato perfecto para encargarse de la Administración de Laprog. Cargo que aceptó inmediatamente. Recuerdo mucho que trasnochábamos algunas veces para hacer presupuestos, puntos de equilibro, brochures y bases de datos de clientes. El tenía a su cargo las ventas. SIn embargo Carlos tenía claro que su futuro estaba en un importante cargo en una gran empresa, como efectivamente no ha hecho sino cumplir, pues ha pasado por Liberty, Colgate y otra que no recuerdo el nombre. Es un gran Administrador.

Y precisamente por la falta de un Administrador, fue que a me tocó alejarme del capítulo técnico de la empresa y dedicarme a lo comercial, al mercadeo (que siempre había disfrutado pero no era consciente de ello) y a las finanzas. La salida de Carlos de la empresa fue demasiado importante para el futuro de la empresa y para mi vida profesional, pues hasta ese momento veía mi futuro contribuyendo en el desarrollo técnico de los productos, no en la dirección de una empresa. Irónicamente el capítulo de la Universidad no termina con un título. Un par de años después de lo aquí narrado, no había renunciado a terminar la Universidad, sin embargo un día tuve que escoger entre ir a un examen de "Electrónica" o ir a una cita con la Viceministra de Educación en Bogotá.

Como dije en un correo recientemente escrito, mis decisiones casi siempre las tomo basado en la intuición. Yo intuía que en un futuro la cita con la doctora Juanita, sería mucho más importante que un examen (que además seguramente perdería). Cuando volví a Cali y le expliqué mis razones tanto al profesor como a mi Director de Carrera, me dieron la opción de pagar 80 mil pesos y presentar un supletorio. En vez de ello, abandoné la Universidad. A mi mamá hasta hace muy poco le afectó mucho que yo no haya terminado la Universidad; mi papá por otro lado entendió mis razones y me dio sabios consejos al respecto. Sentí muchísima nostalgia y envidia cuando empecé a ver las fotos de los grados de mis amigos.

Actualmente quiero terminar mi carrera, una vez tenga el tiempo, sobre todo, para no ser un cero a la izquierda para el mundo académico, pues no puedo ingresar formalmente al mundo académico sin obtener dicho título (así ya haya sido incluso profesor universitario). Pero también es importante decir que nunca me he arrepentido de haberlo hecho. Gracias a ello dediqué todo mi tiempo a crear una empresa que hoy genera empleo en cuatro ciudades del país y eso me parece más valioso que un título de una carrera profesional. Lamentablemente tuve que escoger pues no eran viables al mismo tiempo ambas opciones.

Jose, escribo todo esto, de nuevo para llegar a unas enseñanzas que me dejó esta etapa de mi vida y además porque temo que si no lo escribo ahora, en unos años la historia será muy diferente a la real, pues no me conocen por mi buena memoria. - Las oportunidades de negocio están en todos lados, lo importante es mirar el mundo con esas gafas, con las gafas de las oportunidades. - Muchas veces hay que decidir con las entrañas (no quería decir corazón por trillado pero es verdad).
Como hombre de lógica que eres Jose te será más fácil ver algunas cosas que posiblemente yo no veía, pero si algún día no encuentras suficientes argumentos, no temas tomar caminos inciertos basado sólo en la intuición.

- Todos tienen planes para nosotros, nuestros padres, profesores, amigos, hermanos, hijos, novias, todos. Siempre estarán ahí para hacértelo saber si algún día te "descarrilas" de esos planes, por eso es muy importante que tengas tu propio plan y que te apegues a él, sin dejar de escucharlos a todos, pues a veces uno no camina hacia su propio bien.

- Para liderar un proyecto se requiere respeto y el respeto se gana con hechos, criterio y conocimiento; no con títulos ni cargos. ¡Tal cual como hicimos en Labprog!

- Tal y como dice Orlando Rincón, en los estudiantes universitarios se encuentran las muchas de las mejores ideas de productos innovadores, no dejemos nunca de crear junto con ellos pues al final, con más de 6 productos en cuatro líneas diferentes, sí terminamos siendo un Laboratorio, casi un producto al año.

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