miércoles, 23 de junio de 2010

Dejando la Gerencia de Laprog: Parte 3 (Primer producto, Capital Ángel)

Destudio.com.co nuestro primer producto

Mi tiempo de estudio, ocio, rumba, familia y novia, se lo dediqué absolutamente a la empresa. Durante ese año, aproximadamente 2003 - 2004, logramos identificar que el producto que más tendría futuro era el que permitía a los estudiantes de colegio comunicarse entre ellos en un ambiente académico. Sin embargo el producto pasó de ser un messenger a un Portal educativo. Destudio.com.co fue uno de los primeros portales educativos de Colombia, existió antes que Colombia Aprende, Medellín.edu.co, EduNet; creemos que sólo lo antecede Eduteka.
Para llegar a ser lo que es Destudio pasaron un sin fin de cosas que lo fueron moldeando a él y al mismo tiempo a Laprog Software. Resulta que por alguna razón (intuición) decidí que primero quería escribir lo que sería Destudio, sacar carpetas, brochures y demás material comercial, ofrecerlo, venderlo y mientras, desarrollarlo. Pues bien, durante una de las charlas más memorables de mi vida con mis amigos de Buga, Mónica Alejandra se sentó conmigo, a filosofar sobre lo que debería ser un Portal para estudiantes. Ya a las 5 am de la mañana, en uno de los pequeños parques del barrio el Albergue de Buga, teníamos una irónica conclusión de lo que debía ser la mejor herramienta tecnológica para mejorar la educación, inspirada en el amanecer, la amistad y la cerveza (en serio, fue cerveza).

Construida la base inicie un proceso de socialización con mis socios. Álvaro, al escuchar lo que podría ser dicho Portal, me enseñó lo que eran los CMS (Content Magament System), si no me hubiera iluminado en ese campo, seguramente habríamos desarrollado todo un sistema administrador de contenidos desde cero. Jose por otro lado, estuvo constantemente conmigo pensando cómo podría ser posible lo que había concebido junto con Mónica. Durante un encuentro nacional de Ingeniería de Sistemas, celebrado en la Universidad del Valle (que irónicamente organizó quien en el futuro sería uno de los más leales colaboradores de Laprog) y durante una conferencia inspiradora de Orlando Rincón, Jose y yo terminamos por dibujar claramente lo que sería dicho portal educativo, que aún no tenía nombre.

Quien me conoce sabe que soy terrible con los nombres y por tanto temía de mi mismo al escoger un nombre para tan importante proyecto. Una de esas mañanas desalentadoras, les comenté a mis compañeras de apartamento Angélica y Mónica (otra Mónica pero también Gonzalez), que no encontraba un nombre para el Portal: "me gustaría un nombre pegajoso como deremate.com" a lo que prácticamente por simple conclusión, Mónica dijo: "pues destudio.com". Así nació el nombre de lo que en un futuro sería incluso la base del Navegador Nautilus.

Con nombre, conceptos y objetivos, corrí donde Mónica Alejandra para que me colaborara, durante una larga noche, a escribir los textos del material comercial. Una vez terminados busqué luego colaboración en la que era la mejor Diseñadora Industrial graduada del Icesi (claro hasta que PIli la desbancó). Alejandra Ruiz creó el primer logo de Destudio (algún día montaré una galería con los logos de la empresa) y los primeros brochures, que al día de hoy, siguen siendo los mejores que hemos tenido.

La empresa tenía nombre, socios, producto con nombre y brochure, ya tenía Gerente; qué faltaba? Salir a vender. Aunque el brochure no se había impreso aún, comencé a ir a las primeras citas de negocios (a mis dulces 20 años). En el Colegio Juanambú, Colombo Británico, Instituto Julián Mendoza de Buga y otros, nos recibieron a mi y a Mónica, para contarles sobre un portal, que todavía no existía; con un guión, que no estaba impreso; pero eso sí, con la convicción de que nos tenían que comprar. Pues llegó el día en que uno de ellos nos dijo que "listo que me pasen el contrato yo se lo envío a mis abogados". ¿Contrato? Con razón habían tantos abogados, siempre creí que sólo servían para meter y sacar gente de la cárcel.

El primer día de Universidad conocería a quien habría sido el peor Ingeniero de Sistemas del mundo pero que afortunadamente se convirtió en un excelente abogado: Freddy Gutiérrez. Él con el mayor de los gustos decidió verificar que el "contrato" que yo había hecho podría ser enviado a un cliente sin que eso significara demostrar nuestra grandísima inexperiencia. Su respuesta: "Alejito, eso es una encuesta, no un contrato". Mi contrato seguramente se parecería a los primeros contratos que aparecieron en el Imperio Romano: 1. El ciudadano acepta pagar impuestos so pena de muerte (El Cliente acepta pagar mensualmente $390 mil pesos, so pena de ser demandado en caso de omitir dicho pago). Al frente de cada una de las "obligaciones" del contratante, se encontraban dos cuadros, uno nombrado SI y otro con un tenue NO. Claramente no había obligaciones para el contratista.

Seguramente por la gracia que le generó dicha encuesta, Freddy aceptó ayudarnos a cambio de un "gracias". Freddy era en ese momento pasante del profesor Carlos Espíndola, quien sería un importante guía gerencial, comercial y ética para la empresa y en especial para mi. Pues después de varias trasnochadas en el incómodo estudio de la casa de Freddy, terminamos un contrato de 15 hojas. Sólo subieron un par de párrafos frente a mi contrato de 4 páginas. Además de esta colaboración Freddy era quien me transportaba inicialmente a mi y a Mónica hacia los Colegios de Cali, pues ninguno queda en alguna de las mil y un rutas de buses que había para entonces.

Además Freddy pidió prestado el portátil dañado del papá, para que cuando llegáramos a las citas pudiéramos decir que "esperara un segundo que no sabía por qué se había dañado el computador". Éramos una empresa de software del 2003, teníamos que descrestar con portátiles, no con papeles. Haciendo memoria, siempre salíamos de una cita comercial diciendo que nos había ido muy bien, nos sentíamos ganadores siempre, aunque nadie comprara. Y tal vez ese sentimiento no sólo era propiciado por la benéfica arrogancia que teníamos, sino porque los clientes nos trataban muy bien. Era lógico, teníamos 20 años y vendíamos un producto que no existía, basados en una presentación que no podíamos mostrar porque se nos acababa de dañar el único portátil (ajeno) que teníamos. Más adelante detallaré cómo si terminamos teniendo un Portal con varios clientes. Pero antes debo contar algunas otras historias que lo hicieron posible.

Los primeros socios capitalistas

Durante todos esos meses, yo tenía claro que quería continuar mi empresa pero con socios de verdad, quienes estuvieran dispuestos a trabajar hombro a hombro, día y noche, conmigo. Era claro que serían Freddy y Jose. Mónica Alejandra, a cambio de su colaboración le dimos el 4% del proyecto Destudio.com.co. Así entonces Alejandro tendría el 45% de la empresa, Freddy el 35% y Jose el 20%. Pero entonces comenzaron a escasear los 2.000 pesos del bus para las citas y no teníamos plata para imprimir brochures. Menos posibilidades teníamos cuando empezó a rodar el chisme de que unos jóvenes tenían un producto interesante y recibimos llamadas de Manizales, Armenia, Bogotá, Medellín, etc. Por esa razón decidimos acudir a mis padres que, sobre todo confiados en que harían de mi un joven feliz y no a ellos un matrimonio rico, decidieron invertir en Laprog.

El monto de su inversión fue incierto, pero fue justo cuanto íbamos necesitando con el tiempo. Creo que aproximadamente fueron 6 millones de pesos, que les mereció el 15% de la empresa. Estoy seguro que sin el apoyo moral de mi papá, las aterrizadas de mi mamá, las ansias de escuchar cada nueva buena noticia de Laprog de mi familia y sin la plata de mis padres, yo no habría podido enfrentarme al emprendimiento. Me la pusieron fácil.

Jose no pensé que me llevaran tantos párrafos contarte esto, porque normalmente esto es posible contarlo en una conferencia de media hora, creo que escribo más carreta de la que hablo. Hasta aquí puedo enumerar muchas cosas que aprendí y uso constantemente en los momentos que hay que tomar decisiones, pero las más importantes:

- Los socios son para toda la vida y es más difícil encontrar un buen socio que encontrar una buena mujer. No lo digo yo, lo dicen todos y siempre uno lo escucha, lo que pasa es que en ese momento me di cuenta que era verdad.

- Nunca desarrolles un producto que no lo has confrontado con el mercado. Primero hay que saber que hay alguien dispuesto a comprarlo. En nuestra industria es muy normal encontrar programas excelentes, que nadie los compra.

- Todos los productos del mundo tienen muchas dimensiones y por tanto deben ser validados en cada una de ellas. Fuimos afortunados en contar con visiones y opiniones de amigos, socios y colaboradores, que nos llevaron a construir productos técnica, legal, comercial, social, gráfica y financieramente robustos.

PD: Mientras terminaba de editar esta nota nos adjudicaron una licitación de la Lotería de Medellín. Me pareció bonito el momento de estar escribiendo la historia que permitiría logra este tipo de cosas.

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