jueves, 24 de junio de 2010

Dejando la Gerencia de Laprog: Parte 4 (ParqueSoft)

Son las 4 am y toda la noche trabajé en presentaciones sobre cerámicas artesanales, productos orgánicos y ecoturismo. ¿Extraño? No, esa es una de las grandes ventajas de trabajar en el mundo del software, pues siendo éste un aspecto transversal a todas las industrias, terminas conociendo y sabiendo de todo un poco.

Advierto sobre la hora para que bajo ese contexto sea evaluada mi lucidez al escribir la presente nota.

Entrando a ParqueSoft

Una vez que mi mamá no sólo aceptó el hecho de que su hijo iba a arriesgar su futuro como profesional empleado, sino que además me apoyó incondicionalmente, empezó a trabajar en pro de mi futuro empresarial.

Su primer aporte fue decirme que una de sus primas contemporáneas hacía parte de ParqueSoft. Para ese entonces uno escuchaba hablar de ParqueSoft en el Icesi, pero no necesariamente se decían cosas buenas, al punto que se habían creado mitos urbanos como que "ParqueSoft es una incubadora que se queda con el 60% de los ingresos de las empresas" y cosas por el estilo.
Y si a eso le sumamos la poderosa palabra "contemporánea", no pude imaginarme nada más que a una tía parecida a mi mamá vendiendo ratones o cables de impresoras en una bodega oscura.

Algunos meses después, habiendo ingresado a ParqueSoft, conocí a la prima de mi mamá, Gerente de Inova, una de las empresas de software más importantes de Cali para la época.

Sin embargo el proceso de entrar a ParqueSoft inició a través de otro familiar de mi mamá que ya había mencionado: el rico del renault 12 verde, Javier Cabal.
Ya habiendo escuchado el discurso que teníamos sobre una educación integrada, sobre la posibilidad de que los colegios dejaran de funcionar como islas académicas, Javier nos invitó a un foro en Buga llamado "Lo social paga", con la clara y bondadosa idea de que nos convenciéramos de entrar a ParqueSoft.

Hacíamos parte de un panel de invitados muy interesante: Orlando Rincón por ParqueSoft y Rubén Darío Lizaralde por Indupalma (claro y Alejandro Moreno por Laprog, hace 6 años). Orlando contó sobre las grandes ventajas de apostarle a una industria del conocimiento y de manera asociada; Ruben Darío contó cómo una empresa afectada por la apertura económica y por la violencia, pasó de estar en quiebra a ser una de las más importantes procesadoras de aceite de palma, gracias a que regaló sus tierras a una cooperativa de ex-empleados que se convertirían en su principal proveedor.

Nuestra conferencia se trató de destudio.com.co (aún en desarrollo). Fue exitosa por 3 principales razones: 1. Aún hoy en día no he visto una presentación de Power Point mejor diseñada (gracias de nuevo a Alejandra Ruiz) 2. Mónica Alejandra habló durante los 5 primeros minutos 3. Por primera vez hablé ante centenares de personas y vencí ese miedo en un ambiente básicamente controlado (mis paisanos).

Menciono que Mónica hizo parte de la conferencia porque así haya yo hablado durante más de una hora y ella unos cinco minutos, Orlando se acercó a nosotros y dijo: "Ustedes deben ser parte de ParqueSoft", claro, se lo dijo a Mónica y ella quedó con su tarjeta.

Igualmente Ruben Darío nos confirmó que quería adquirir los servicios de Destudio para sus colegios en el Magdalena Medio. Negocio que nunca se concretó, tal vez porque a veces es mejor no concretar con el jefe jefe, sino con sus mandos medios.

Luego de recibir de Orlando la invitación para ser parte de ParqueSoft, nos informamos más y entendimos que todo cuanto habíamos oído eran mitos y que al contrario esta fundación parecía ser exáctamente lo que necesitábamos para despegar.

ParqueSoft tiene un ente conocido como "Comité de Emprendimiento", donde un grupo de expertos evalúan si uno tiene lo que ellos llaman "el brillo en los ojos". Aunque ya contábamos con la pre-aprobación de Orlando (además el pensaba que yo era hijo de Javier Cabal, su amigo y admirador), en dicho comité nos sentimos ganadores de nuevo, pues Nancy Fernandez, Silvia Torrente, Cala, Liliana Gómez y Jose Arbey Maldonado (creo no olvidar a ninguno), quedaron sorprendidos, especialmente por nuestra seguridad al responder y por nuestro argumento sobre el estado actual del desarrollo: "primero estamos vendiéndolo, si se vende, lo terminamos, sino para qué?".

En ese entonces ParqueSoft estaba en su mejor momento: cerca de 800 personas, el negocio con Sharp daba un aire de prosperidad; habían niños de colegios todos los días visitando Parque; fiestas cada 15 días; Orlando salía en todas las revistas y periódicos colombianos, en fin, estábamos donde teníamos que estar.

Como en ParqueSoft habían cerrado ya inscripciones de empresas por falta de espacio, nuestra llegada fue contra corriente. Nos (me) tuvieron que ubicar con otra empresa: Comsoft.

Comsoft era una empresa de un par de socios procedentes de Miranda - Cauca. Ellos tenían un sistema de Administración Académica, por lo que sería casi natural compartir espacio.
Al principio ellos tenían todas sus mesas ocupadas, al igual que sus computadores, por lo que fue necesario que nosotros lleváramos la siguiente receta:
- CPU año 2000 (regalo de grado de Alejandro)
- Monitor 15 pulgadas y 50 kilos
- Caja de cartón alta
- Mantel verde

¡Con ese coctel organizamos nuestra primera oficina! La caja era la mesa y el mantel le daba la apariencia.

Quienes conocen la interesante historia de ParqueSoft (llevamos años tratando de convencer a Orlando de escribirla él mismo), sabrán que para esa época se ubicaba en la zona industrial de Yumbo. Por lo tanto para ir a una reunión de las 8 am había que salir tipo 6 y media de la mañana a coger el primero de los dos buses que tenía que abordar, para poder finalmente atravesar la mortal autopista Cali- Yumbo.

De los tres socios yo era quien iba a la oficina diariamente, mientras tanto, Freddy trabajaba en su casa por las noches y Jose en la suya desarrollando, por fin, el famoso e inexistente destudio.com.co.

Aún durante los primeros meses, siempre que visitaba la empresa me ponía camisa, pantalón, zapatos elegantes, así no tuviera citas. Pero para mí, tenía una cita muy importante: mi primera oficina. Recuerdo aún el gran orgullo que sentía cuando mis amigos llamaban y a mis 21 años les decía que "no puedo estoy en la oficina".

Muchas cosas buenas nos ocurrieron, y especialmente a mi, una vez entramos a ParqueSoft. Descubrí que esa fundación se trata de personas, personas inteligentes y de gran corazón; y gracias a que todos los días iba a Parque, conocí a los fundadores, a los emprendedores, a los colaboradores. De casi todos aprendí muchas de las cosas que me permitieron, de ahí en adelante, dirigir la empresa con algo más que instinto.

De esta época, en la que pasamos de estar solos en un cuarto (garaje para la literatura californiana), a pertenecer a un grupo de 800 jóvenes emprendedores, hay mil recuerdos y emociones casi todos ligados a las sensaciones e impresiones que causan los descubrimientos.

Una de las tantas historias que hacen rica mi experiencia en ParqueSoft ocurrió durante el primer diciembre que pasé allá. Tal vez el 17 de diciembre del 2004, habían cerrado un negocio grande con Sharp Latinoamérica. Era uno de esos megaproyectos en los que se montaba Parque confiado en la calidad de sus emprendedores.

Varias empresas, sin incluir la nuestra, habían construido el Portal y la Intranet de Sharp. Ya habían entregado y por tanto, Sharp finalmente pagó. De navidad había decidido repartir un pequeño regalo entre las empresas y personas que más me habían ofrecido su conocimiento y alianza. Cuando llegué orgullosamente a entregar mi regalo (un cd con libros electrónicos) a Nuevos Medios, especialmente a mi amigo Juan David, lo encontré contando cientos de billetes en una mesa que estaba totalmente forrada con fajos de pesos, muchos pesos. Nunca había estado tan cerca de tanta plata.

Años después Juan David me explicaría que fue un día estresante pues a él le llegó todo el pago de Sharp, para dividirlo entre varias empresas y que de hecho ese proyecto había sido una total pérdida. No importa, para mi fue la prueba, ingenua pero prueba, de que existían los ricos del software y que yo podía ser su amigo y aliado, como ellos me lo habían hecho saber.

Ni siquiera sé cómo seguir contando todas las historias que tuvieron lugar durante esos meses, contratamos nuestra primer secretaria quien luego sería mi novia (si también ocurre en las mejores empresas); llevamos al Ministerio de Educación; visitamos el Ministerio de Educación; contratamos nuestro primer vendedor; caminé todo Cali con Juan Carlos, el vendedor; casi viajo a China; me fui a vivir solo a San Antonio el barrio más lindo de Colombia; vendimos en muchos Colegios; compramos nuestros primeros computadores; nos apoderamos de las mesas de Comsoft; lanzamos Destudio.com.co (fueron 7 personas).

Durante esos primeros meses en ParqueSoft, existimos, eso fue lo importante. Ya hacíamos parte de una industria, ya teníamos clientes y empleados. Y lo más interesante era que teníamos la posibilidad de experimentar, fueron los inicios y caminábamos como los bebés: hacia los lados y torpes, pero seguros y sonriendo, tal vez gracias a la presencia de amigos que nos rodeaban dispuestos a sostenernos si caíamos. Por eso muchas veces digo que fue vital ParqueSoft para la existencia de Laprog y para quien soy yo actualmente.

Hoy no era un día para pensar en lecciones o conclusiones Jose, hoy era un día para agradecer y tratar de transmitirte ese sentimiento que tal vez, por no haber estado físicamente desde el inicio en ParqueSoft, podrías no haber desarrollado por ellos (aún cuando desarrollar sea lo que mejor haces en la vida).

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